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Importancia que tiene para el comercio el desarrollo de ventajas comparativas y competitivas

Toda actividad de producción, distribución y venta, se enfoca en la generación de excedentes y de beneficios que se orientan, de manera fundamental, en hacer posible su sostenibilidad en el tiempo. A esto se le suma, el entramado de relaciones comerciales que fluyen en una dinámica cada vez más globalizada y en un escenario de mayores avances tecnológicos que complejizan, mucho más, la dinámica del comercio entre países.

La relevancia de un mayor posicionamiento en la dinámica del comercio internacional está estrechamente relacionada con la generación de ventajas comparativas y competitivas; ventajas que responden a una suerte de lógica en el intercambio económico, y que traduce el esfuerzo de los diferentes actores en obtener mayores ingresos y mayores cuotas de participación a nivel de mercado, lo que implicará, de igual manera, el aumento del liderazgo, sea a nivel empresarial, corporativo, organizacional o de Estado, en el marco de una economía con rasgos de creciente competitividad.

Es importante saber que en todo proceso de intercambio se intenta, de manera persistente, que los productos que se ofertan, no pierdan su eficiencia y calidad, ya que esto los condenaría a un segundo o tercer plano, generando a nivel de demanda un amplio desinterés que los ubicaría a la zaga en cuanto a participación, llevándolos de manera inexorable a su futura desaparición en la compleja dinámica del mercado. Es un riesgo muy grande que no se debe correr en las actividades de negocios, porque implicaría la pérdida de esfuerzo, de prestigio, de inversión y de ingentes cantidades de dinero que, probablemente, no se vuelvan a recuperar en el corto o mediano plazo. 

Cuando los países menos privilegiados comienzan a tomar conciencia de los recursos que poseen, aprovechan todos sus factores contingentes para emprender procesos de producción y exportación de bienes, siempre orientados a la disminución de los costos de producción y, en cierta medida, a la disminución del precio del producto a nivel de mercado. Este proceso de comparación, que se equipara con el de otros productos que se ofertan en el juego de la participación económica, es una ventaja relativa que permite abonar terreno para proseguir el camino de la participación y el reconocimiento, el cual tiene como destinatario el consumidor final. Aquí, es importante destacar que la ventaja comparativa radica en poder especializarse en llevar a cabo la producción de un determinado bien o servicio, según un precio más bajo que el de su producción en otro país o región del mundo. Dicha ventaja, deviene de un proceso de elección, el cual refleja un exhaustivo análisis del estatus que presentan las condiciones o factores contingentes, evaluado y medido en disponibilidad de recursos y en su contraste respecto a otras economías del planeta. Sobre este particular, y a manera de síntesis, toda ventaja comparativa, en esencia, responde a un modelo que permite la elección del bien que menos cuesta producir, generando en ello una buena ganancia o excedente.

Ahora, para que particulares, empresas, corporaciones y Estados, logren un considerable nivel de éxito en la dinámica del comercio mundial, obteniendo participación en cuanto a precio y calidad a nivel del mercado nacional e internacional, y que dicha posibilidad traduzca un crecimiento económico sostenido a largo plazo, debe incursionarse en la dimensión de la ventaja competitiva.

Desde una visión estructural, la posibilidad de materializar ventajas competitivas pasa, primeramente, por contar con el capital humano necesario para propender a la satisfacción de ciertas necesidades, llegar a tener una excelente infraestructura económica, implementar normas y estatutos que fomenten la competencia e incentivos para agilizar el comercio internacional, desplegar logísticas para control del flujo físico de los materiales y de los productos finales, desde sus puntos de origen hasta sus puntos de comercialización e incursionar siempre en centros de investigación que permitan analizar y evaluar, en contraste, la posibilidad de innovar en función de crear y satisfacer nuevas necesidades. Se trata de una labor a nivel macro, la cual es la matriz generadora para la obtención de una renta per cápita alta a nivel de Estados Naciones, entendiéndose, que el sostenimiento de la competitividad empresarial, es decir, su mejora constante, es producto de procesos de renovación que se deben realizar de cara a una competencia que siempre estará dispuesta a superarse en virtud de un mayor posicionamiento en las relaciones de mercado.

A continuación, se muestra un cuadro elaborado el año en curso (2022), por parte del Instituto de Competitividad (ADEN), el cual muestra el ranking de competitividad de 18 países de América Latina, totalizando el 99% del PIB a nivel regional.  

 

         

El cuadro muestra, siguiendo la idea estructural relacionada con la generación de ventajas competitivas, el posicionamiento (de mayor a menor) de aquellos países latinoamericanos que vienen liderando el proceso de rentabilidad y creación de valor, sirviéndose de diferentes ámbitos como son: infraestructura, estabilidad macroeconómica, competencia a nivel de mercado, innovaciones tecnológicas, apoyo institucional, inversión en educación e investigación, entre otros elementos que configuran el entramado de factores que hacen posible que un determinado país, se encuentre en determinado nivel de competitividad, y que a partir de allí pueda comprenderse su estatus en lo que a productividad se refiere. 

Para finalizar, es importante comprender que, si un determinado país se especializa en acrecentar la producción de un bien en el que tiene menores desventajas, esto favorecerá no solo su balanza comercial, sino que le permitirá ocupar un puesto de importancia en el flujo y reflujo de la comercialización de bienes a nivel global. Del mismo modo, si una determinada empresa es capaz de transformar en beneficios los costos de inversión y de mano de obra, exhibiendo amplios niveles de competitividad, esto servirá de impulso a otras empresas para potenciar los recursos, crear productos de mayor calidad e invertir en el desarrollo de innovaciones tecnológicas para crear productos únicos y aumentar de manera sostenida sus niveles de competitividad.