Impacto del actual conflicto bélico (Rusia-Ucrania) en la dinámica de la logística internacional
La actividad logística a nivel internacional, comprendida como el despliegue y desarrollo de estrategias, debidamente coordinadas y orientadas a viabilizar los procesos de distribución y transporte de productos terminados o sus materias primas, desde un punto determinado a otro, está comenzando a sufrir cambios importantes a consecuencia del actual conflicto bélico que se viene desarrollando entre Rusia y Ucrania.
Aunque algunos expertos en el área logística, plantean que la posición geográfica de Ucrania (Europa Oriental) no genera estrictamente una grave crisis a nivel de la cadena global de suministros, aseguran, que el aumento de las materias primas (combustibles fósiles) debido al conflicto, sí se dispara; lo que ocasiona inevitablemente un aumento de los costes de transporte. Ejemplificando con el incremento del precio del combustible, se trata en ese sentido, de una cadena que va, desde la obstaculización de los procesos productivos, de distribución y venta, hasta la repercusión de los precios que deben cancelar los transportistas, los cuales impactan sobre aquellos clientes que requieren del servicio de transporte de bienes.
Otros planteamientos un poco más ajustados a la evolución y actual estatus del conflicto, se refieren a que, el congelamiento de las líneas comerciales con Ucrania, debido a la difícil situación bélica y a su vez, la suspensión de los vuelos: origen y destino a Rusia a nivel del espacio europeo, (consecuencia de las prohibiciones y procesos sancionatorios) revela una difícil realidad que está generando por un lado, una compleja lucha entre las empresas que rompieron lazos comerciales con Rusia debido a las sanciones y por otro, el cierre de fábricas que ponen en riesgo la existencia planetaria de productos tan importantes como el aluminio, platino, acero, níquel y aceite de girasol.
Aspectos relacionados con el congestionamiento portuario en los Estados Unidos por el aumento del precio del transporte; correlato de la disminución de la compra de combustibles a Rusia y el inevitable aumento de los precios de la energía, están siendo considerados en la actual reconfiguración de la actividad logística. También; el cierre de industrias y compañías en Europa, (Alemania, Reino Unido y Austria) que requieren de insumos como: aluminio, paladio, platino, acero, para la fabricación de automóviles, traduce un escenario de importantes cambios, ya que se trata de materiales producidos en abundancia tanto en Rusia como en Ucrania. En el mismo orden de ideas, se hace hincapié, en el impacto que sufrirán las empresas de semiconductores, encargadas de cumplir con las etapas de diseño, fabricación y comercialización de circuitos integrados; tan necesarios en la producción de cables de conducción, bobinas, teléfonos inteligentes, computadoras, escáneres, frenos, aceleradores magnéticos de trenes y reactores nucleares, poniendo en evidencia la importancia de la materia prima que pudiera dejarse de producir a escala, como consecuencia de la situación bélica.
En el continente africano se venía observando con preocupación, los efectos sobre el incremento de los costes de materia prima. Esto, ya que como bien se sabe, África es un continente importador neto de trigo y aceite de girasol, los cuales se producen en demasía en la región del Mar Negro. Es importante resaltar que, la interrupción del envío de productos básicos, sumada a la preocupación por las fuertes sequías que azotan a la región del mundo, generan un efecto carambola que termina por crear una importante inflación en los precios de los alimentos.
A la inversa, hay que recordar que Sudáfrica es un país que se nutre económicamente de las exportaciones de fruta a Rusia. En el año 2020, el 7% de las exportaciones de sus cítricos y el 12% de las exportaciones de sus manzanas y peras fueron hacia ese destino, (Departamento de Economía Agrícola de la Universidad de Stellenbosch, Sudáfrica) lo que invita a pensar que, en medio del posible recrudecimiento del conflicto, la balanza comercial del mencionado país comience en ese sentido a decrecer, reflejando grandes pérdidas o números rojos.
Otras zonas del mundo como son: Oriente Medio y Asia, pudieran verse afectadas por los embates de la interrupción del comercio, ya que se trata de economías importadoras de cereales y oleaginosas provenientes de Ucrania y Rusia. De igual manera, como se viene registrando a escala global un importante aumento del precio de estos productos, (según el índice de precios de los alimentos de la FAO para febrero del 2022) resultado del incremento de la demanda y situaciones de sequía que trastocan incluso a la región de América latina, dicho escenario será, sin dudas, aprovechado al máximo y en el corto plazo por otras economías exportadoras de trigo como es el caso de: Canadá, Australia y por supuesto los Estados Unidos.
Si se toma en consideración la reciente posición política del presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, orientada a confrontar la ola de medidas sancionatorias en contra de su país, y al advertir en ese sentido, que las mismas están afectando la financiación y logística destinada a la entrega de mercancía, se puede comprender con facilidad, que de manera inexorable y en el corto plazo, se dispararán los precios mundiales de los productos alimenticios; esto, ya que tanto Rusia como Bielorrusia son unos de los mayores proveedores de fertilizantes minerales del planeta.
De lo anterior se puede extraer que, en una realidad global, conformada por complejos procesos de producción, distribución y consumo; característicos de una Economía-Mundo cada vez más interconectada, un determinado conflicto bélico puede generar un reacomodo significativo de las relaciones políticas, comerciales y financieras, llegando a afectar con creces, la logística integral que se despliega para la obtención de productos que influyen en la subsistencia y evolución de la especie humana.